(The son of no one. Dito Montiel. 2011. EEUU)
Jonathan White (Channing Tatum), un policía
del barrio de Queens, debe enfrentarse al regreso de una parte de su
pasado, algo que hizo cuando era niño y que en los archivos de la
policía se guardó entonces como un caso cerrado, pese a las intuiciones
del jefe de la investigación (Al Pacino), que intuía los hechos que realmente ocurrieron. Sin embargo, y pese a que todo se había resuelto de una forma
“justa”, la falsa moral y el poco criterio ético de los policías (Ray
Liotta) de la comisaria actual llevan Jonathan a tener que enfrentarse a
los fantasmas del pasado para resolver quién es la persona que está
amenazando su vida y su familia.
La película recrea una atmósfera algo
sórdida y gris, y las interpretaciones destacan por su naturalidad. A
pesar de ello el argumento no consigue enganchar al espectador y a la
película le falta el ritmo de thriller apropiado para lograr atraparle, pues esperando una película con trama policial y suspense, se encuentra más bien un drama sobre la corrupción en este gremio.