La
película ilustra la conflictiva etapa adolescente que tiene lugar
cuando, de forma prematura, los púberes comienzan a experimentar con
alcohol, drogas y sexo; sin obviar otro tipo de problemas o inquietudes
muy frecuentes de la edad, como es la autolesión, la promiscuidad o el
sentimiento de abandono respecto a los padres, y la rabia que sienten
debido a la incomprensión que reciben para con ellos.
La
historia se representa con mucho realismo y sin caer en lo morboso,
resulta muy verídica gracias a las interpretaciones del elenco femenino
protagonista: la estupenda Holly Hunter en el papel de madre trabajadora
y comprensiva, a la que pilla totalmente desprovista de recursos
educativos el repentino cambio de su hija; e Evan Rachel Wood y Nikki
Reed como peligrosas adolescentes con el pavo subido.
Algunos
pequeños detalles de la narración rubrican el realismo de la historia y
del escenario en que se desarrolla, y perfilan otro tipo de ideas en
las que no se profundiza, pero que quedan bien representadas, como la
diferencia de actitud entre los dos hermanos, de edades similares:
mientras la chica miente continuamente y busca despertar la admiración
de los otros potenciando su sexualidad, el chico, sin dejar de interesarse
por las niñas (escena en la que piropea a una mujer, ignorando que es su
hermana), muestra un talante más responsable, cooperador, mediador y
sano (lo vemos interesado en colaborar en casa o en practicar deportes, como el surf, además de divirtiéndose con los amigos de forma saludable).