25 de mayo de 2012

127 horas

(Título original: 127 hours. USA, 2010. Danny Boyle)

Tras la premiada Slumdog Millionaire (2008), el director de Trainspotting (1996) se atreve con esta historia basada en un hecho real, el que le ocurrió al escalador norteamericano Aron Ralston en mayo de 2003, en los cañones de Utah. 

Cuesta imaginar el modo en que desarrollar una película en la que todos los espectadores conocen la trama y su final, logrando atrapar la atención de aquel que se interese por la forma en que todo sucedió. Sin embargo, Danny Boyle lo consigue con creces, creando un personaje carismático, con el que el público conecta enseguida por su vitalidad y espontaneidad, y logra transmitir toda la tensión y desesperación que conduce al protagonista a tomar la horrible decisión de amputarse el propio brazo, con una pequeña navaja cuyo filo apenas corta, para salvar su vida. No se recrea tampoco en la violencia de la escena hasta transformarla en algo gore, sino que el tratamiento de este momento se lleva a cabo sin morbo y no por ello sin vericidad. Estupenda, además, la interpretación de James Franco. Su cara tras la amputación está llena de realismo, sin sobreactuación. Muy buena película.