Thriller psicológico, que desarrolla la posibilidad de que un maléfico portero de edificios utilice su poder como "amo de llaves" y testigo de rutinas y costumbres, para invadir la intimidad de sus vecinos. Así, el personaje interpretado por Luis Tosar se aprovecha de su situación para atormentar a una vecina, hasta el punto máximo posible (también a todo aquel que ose demostrar en su presencia un ápice de satisfacción), pues no se le ha ocurrido otro motivo más que ese para dotar a su propia existencia de sentido. El argumento causa pánico porque la reflexión final es contundente: nada ni nadie se interpondrá ante la intención firme de quien consagre su vida a fastidiar al prójimo. También asusta pensar que el sufrimiento o la frustación de una persona encuentre liberación en el acto de provocar daño e infelicidad.
El portero protagonista envidia de los demás la alegría, porque él no es capaz de sentirla, y debe eliminar esa alegría para encontrar algo de "alivio". Eso sumado a una personalidad psicótica, resultará fatalmente peligroso.
El portero protagonista envidia de los demás la alegría, porque él no es capaz de sentirla, y debe eliminar esa alegría para encontrar algo de "alivio". Eso sumado a una personalidad psicótica, resultará fatalmente peligroso.
