3 de mayo de 2012

Sin límites

(Título original: Limitless. USA, 2011. Neil Burger)

La película es una elucubración llena de entretenimiento acerca de una idea o metáfora muy simple y antigua: aquello que te regalan, conllevará tarde o temprano una contraprestación. Es decir, nada es gratis, sino que forma parte de un intercambio, de una u otra forma. En este caso, cae en manos del protagonista algo que lo convertirá en todo aquello que no es, y que desea, y aún más: lo convierte en otra persona, en su versión mejorada. Evidentemente, ello implica unos beneficios inigualables, pero también un perjuicio. La duda es: ¿están compensados? ¿Existe alguna forma de poder convivir con los daños sin renunciar al beneficio? ¿Hasta que punto es preferible la pérdida de la identidad, si la nueva posición social y económica permite vivir como siempre se ha deseado?