Genial e inspirado remake de una ya de por sí gran película: el western de título homónimo protagonizado por John Wayne en 1969, y por la que éste recibió, entre otros premios, el Oscar al mejor actor en 1970. No es que supere en calidad a la original, pero desde luego está a su altura. Matt Damon mejor que nunca, Jeff Bridges tan bien como siempre y esa niña que nos deja a todos impactados con su carácter. Enternece y sorprende a partes iguales. Una película para no perderse, con unos diálogos plagados de ingenio.